El sistema nervioso autónomo viceral
En la actualidad se consideran tres divisiones en la
organización morfo-funcional del sistema nervioso autónomo: la simpática, la
parasimpática y la entérica. Sin embargo, esta última suele considerarse bajo
el control de la división parasimpática.
Anatómicamente, las divisiones simpática y parasimpática se
originan del sistema nervioso central y representan la vía eferente a través de
la cual él se comunica con los efectores viscerales. Esta vía está formada por
dos neuronas. La primera se ubica en la médula espinal. Su axón sale y se
contacta con la segunda neurona ubicada en un ganglio periférico. Es el axón de
esa segunda neurona el que inerva a los efectores. Las primeras neuronas son
colinérgicas. Las segundas son noradrenérgicas (simpático) y colinérgicas
(parasimpático). Sin embargo, algunas segundas neuronas simpáticas también son
colinérgicas.
Desde el comienzo se definió al sistema nervioso autónomo como
una subdivisión del sistema nervioso dotada de una gran independencia, a tal
punto, que se le ha considerado como un sistema que se autorregula. Ello se
explica en parte, por qué se considera a la actividad refleja como la base de
su funcionamiento de este sistema. Es el reflejo autonómico, cuya
base anatómica (arco reflejo) ha sido bien caracterizada en la mayoría de los
casos.
Las vías aferentes se originan en receptores sensitivos ubicados
en las vísceras y los axones que las constituyen viajan al sistema nervioso
central por vías que pertenecen a la parte periférica del sistema nervioso
autónomo y donde también se encuentran fibras motoras ya sea simpáticas o
parasimpáticas pero que son eferentes. Se presenta, entonces, a nivel anatómico
una interacción entre ambos sistemas.
Así, por ejemplo, una descarga simpática hacia afectores
cardiovasculares puede provocar una elevación de la presión sanguínea mediado
por taquicardia y/o vasoconstricción. Esta perturbación (elevación de la
presión) es detectada por barorreceptores ubicados en los vasos sanguíneos.
Esos receptores son fibras nerviosas que se dirigen al sistema nervioso central
incorporados al nervio vago (por definición como fibras parasimpáticas) y
llevan la información a centros nerviosos vagales, que al ser excitados,
generan por la vía parasimpática vagal (ahora eferente) que inerva al corazón
actividad inhibidora sobre el corazón, bradicardia, lo cual provoca un descenso
de la presión. Se maneja así, con esta forma de interacción, una regulación
automática, refleja, inconsciente de la presión.
Pero en el sistema nervioso central, las neuronas motoras
autonómicas se encuentran no solo influenciadas por señales periféricas.
También están reguladas por centros de control supraespinales ubicados en el
tronco y en los hemisferios cerebrales. El bulbo raquídeo, el puente y el
hipotálamo son las estructuras más comprometidas con esta función.
El uso de trazadores de vías nerviosas, que permiten seguir su
trayectoria desde los receptores viscerales hasta los centros nerviosos, ha
permitido conocer la organización central del sistema encargado del control
visceral. Se trata de un circuito neuronal llamado sistema
viscero-motor central o red central autonómica. Esta red
presenta múltiples relevos sinápticos y comprende además del hipotálamo a estructuras
del sistema límbico, en especial a la amígdala. Estos
datos explican la natural relación que existe entre cierto tipos de respuestas
viscerales y las conductas emocionales.
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